jueves, 18 de junio de 2015

Fracciones de segundo dibujan aquellos recuerdos. La mente selecciona, distorsiona, ataca, siente. Tras esos vidrios: luces zigzagueantes, ojos cerrados, pies estáticos y brazos enérgicos decoran el lugar. Percibe la fusión sonora de mil cabezas apagadas e inconscientes cuerpos que se mueven. Piensa, aunque lo posterga. Consciente de ello, se regenera. Vive de aquella liberación y tapándose los ojos evita mirarse a si misma dentro del montón.
Villa Gesell 2013


Última vez que hable de amor

Nunca nadie me hizo sentir que vale la pena estar enamorada
Siempre fue sufrimiento
Siempre fue de mi parte
Nunca una respuesta del mismo sujeto
Que me diera las fuerzas de seguir con ese sentimiento
Desprecio fue lo que consegui
E innumerables decepciones
Que solo me hacen pensar que todo es cursi
Que el amor empalaga
Lo que hace
Que evada el tema en mi cabeza
Que haya eliminado por completo la posibilidad
De sentir eso alguna vez
De invertir espacio 
Tiempo
Mente
Y alma
En otra persona
En lugar de invertirlo en ella
En la persona que redacta
Esa que no soy yo 
Pero se encuentra piel adentro
Por eso es que  me converti en esta persona egoista
Porque quiero amarme solo a mi
Porque si alguna vez me hago sufrir 
Tengo el poder para detenerlo

(23/10/14)
Me llora un ojo sin razón, queriendo mojar mi cachete. Sin preguntar si era lo que quería. Sin avisar si era lo que estaba esperando. Tan involuntario como un ronquido. Tan innecesario como el dolor. O el amor. Ambos necesariamente innecesarios y anheblables. Porque uno lleva al otro y viceversa. Pero siempre todo termina en dolor, con un dejo de vacío triste.
Bostezo y vuelve la lágrima que no es más que agua vacía y molesta. Sigue lloviendo el ojo y no va a parar. Sólo el derecho. Y un poquito el izquierdo. No va a parar porque no tiene ganas. No quiere hacerlo hoy.