domingo, 23 de febrero de 2014

Tanto tiempo pasé olvidada, tanto tiempo me abandoné, junto a algunos sueños enterrados que por miedo postergué.

Mis monstruos y fantasmas los refleja aquel pincel, que desahogó mis penurias y acabó vaciándome.

Un recuerdo un tanto erróneo me suele confundir. No fue él, sino yo quien quiso dejar de existir.

Perdonarme no fue fácil hasta que volví a escribir. Tanto tiempo acumulando, sin querer dejar salir.

Encontrarme bajo una pila de cosas por hacer, aplastada por limitaciones que yo misma coloqué.

Encerrada por miedo a descubrirlas otra vez, las pasiones fervientes que me impulsan a correr.

La escasez de motivación influyó. Me convenció que sin un propósito de nada sirve mi emoción.

Tanto tiempo le creí sin cuestionar, juraba saber otras cosas pero no las podía aplicar.

Mi cuerpo desganado le pedía ayuda a gritos a mi conciencia, solo no podía alimentar esta mente tan sedienta.

Un baño a la memoria para poder refrescar los conocimientos adquiridos años atrás.

De pronto vuelvo a pensar en aquello que forzosamente olvidé y revivo experiencias que desentierran mis pies.

Entonces comprendo lo absurdo que fue dejar atrás la más pura y sincera fuente de poder.

Tanto tiempo sin querer ver que no estaba vacía, que simplemente estaba confundida.

Pongo mi esfuerzo para transformar todo lo que en mi pasado me hizo estancar.


Libero mi antigua alma en un soplido y sorpresivamente sonrío. 
De negativo a positivo, de miedoso a creativo, el problema se convierte en desafío.