Tanto tiempo pasé olvidada,
tanto tiempo me abandoné, junto a algunos sueños enterrados que por miedo
postergué.
Mis monstruos y fantasmas
los refleja aquel pincel, que desahogó mis penurias y acabó vaciándome.
Un recuerdo un tanto erróneo
me suele confundir. No fue él, sino yo quien quiso dejar de existir.
Perdonarme no fue fácil
hasta que volví a escribir. Tanto tiempo acumulando, sin querer dejar salir.
Encontrarme bajo una pila de
cosas por hacer, aplastada por limitaciones que yo misma coloqué.
Encerrada por miedo a
descubrirlas otra vez, las pasiones fervientes que me impulsan a correr.
La escasez de motivación
influyó. Me convenció que sin un propósito de nada sirve mi
emoción.
Tanto tiempo le creí sin
cuestionar, juraba saber otras cosas pero no las podía aplicar.
Mi cuerpo desganado le pedía
ayuda a gritos a mi conciencia, solo no podía alimentar esta mente tan
sedienta.
Un baño a la memoria para
poder refrescar los conocimientos adquiridos años atrás.
De pronto vuelvo a pensar en
aquello que forzosamente olvidé y revivo experiencias que desentierran mis
pies.
Entonces comprendo lo absurdo
que fue dejar atrás la más pura y sincera fuente de poder.
Tanto tiempo sin querer ver
que no estaba vacía, que simplemente estaba confundida.
Pongo mi esfuerzo para
transformar todo lo que en mi pasado me hizo estancar.
Libero mi antigua alma en un
soplido y sorpresivamente sonrío.
De negativo a positivo, de miedoso a
creativo, el problema se convierte en desafío.